jueves, 5 de mayo de 2016

NO SOLO LOS PERROS LAMEN


La historia se centra varias décadas atrás, y se desarrolla en una casa ubicada en las afueras de Montevideo. Allí vivía una familia adinerada, bien posicionada, influyente y con una hija única, de unos diez años.
La niña, independiente y de buena educación, cargaba con el peso de su soledad, ya que sus padres solían ausentarse del hogar para asistir a compromisos sociales. Con el objetivo de hacer más llevaderas las horas solitarias, sus padres le compraron un cachorro de labrador.
Con el correr de los años, la niña y el perro se volvieron inseparables, compartiendo espacio dentro del propio cuarto. Todas las noches, cuando la protagonista del relato se iba a dormir, el labrador se acurrucaba debajo de la cama; la niña estiraba entonces su mano y el perro se la lamía, a modo de saludo nocturno que se convirtió en una tradición o código entre ambos.
Una noche, los padres se retiraron a un nuevo evento social, quedando la joven sola con su perro. Se sumió en un sueño profundo hasta que a eso de las 2 de la mañana la despertó un fuerte ruido, que se derivó luego en algunos rasguños y golpeteos. Asustada, y también nerviosa por su perro, la niña bajó la mano en la oscuridad, esperando que el perro la lamiese. El can así lo hizo y su dueña pudo volver a dormirse con tranquilidad.
Horas después, al despertarse, comenzó a sentir un ruido extraño, como un goteo grueso e insistente que parecía provenir del baño. Caminó hasta allí, temerosa, y dio un grito de terror al abrir la puerta; su perro, descuartizado y sangrando, colgaba de una cuerda en el baño.
Al regresar al cuarto, en medio de un ataque de pánico vio las siguientes letras escritas en rojo en el espejo del tocador: "No sólo los perros lamen". Dio un grito y cayó desmayada en el medio de la habitación.
Cuando los padres regresaron, se encontraron con la casa desvalijada, el grotesco espectáculo del cuarto de baño y su hija en estado de shock, repitiendo en loop: "¿Quién me lamió?". Según algunas de las versiones, la niña debió ser internada en un manicomio, en el que permaneció hasta su muerte. Sus padres emigraron finalmente al extranjero.

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